«Una sonda de exploración no está preparada para llevar tripulantes.»
Ese fue mi primer pensamiento al recobrar la consciencia. Exactamente el mismo que antes de someterme a la sedación. Incluso llegué a pensar que el tiempo no había transcurrido y que por lo tanto seguía en la vaina de criosueño aguardando la ignición, lejos del control táctico de lo que iba a ser una exploración espacial teleguiada y paradójicamente tripulada por un único cosmonauta.
Cuatro misiones no oficiales son lanzadas desde el controvertido Cosmódromo ruso de Vostochni ubicado en la remota Siberia.
Los cosmonautas despiertan del criosueño en un lugar no previsto.
Todos ellos deben enfrentarse a la inesperada situación y tratar de descubrir lo que ha sucedido en un clima claustrofóbico y de opresiva soledad.
Nada es lo que parece…
Ante tan anómala situación, me senté frente a la consola de lanzamiento para reflexionar, tratando de buscar una explicación lógica a aquella soledad.
El pobre Yuri, hecho un lío en Cosmódromo
Reseña de Cosmódromo
¿Sorpresa?, no. ¡Lo siguiente! Sorpresa mayúscula, de las que te no solo te gustan, sino que además de dejan un buen sabor en la boca cuando ya la has superado. Eso es lo que me ha pasado con Cosmódromo, el ¿tercer? (corrígeme si me equivoco) libro de Rubén Azorín.
No me había metido mucho aún con literatura de ciencia ficción con tintes espaciales y quise probarme con una novela como esta. Realmente la escogí como una novela cualquiera, buscando a un autor español y motivado por la portada. Reconozco que este libro no me dejó saciado en ese género específico que buscaba. Mi idea era algo de ciencia ficción espacial más explícita, en el espacio y visitando planetas y eso. Sin embargo, descubrí un libro que me dejó pegado a sus páginas hasta acabármelo a base de bocados insaciables.
¿Por qué digo esto? ¿Este libro no es ciencia ficción? Pues sí. Lo es, y mucho. Pero lo que más destaca en la novela es el ambiente de soledad y suspense, y no el vacío de allí arriba en el espacio, ni tampoco en una nave abandonada, sino la desolación a la llegada a la propia Tierra. Esto es fascinante. En una mente inquieta le puedes dar mil y una vueltas a qué demonios ha debido pasar allí arriba durante una misión espacial para que los protagonistas se encuentren en la situación que se encuentran ya de nuevo en tierra. Situación que, por cierto, no sabemos ni cuál es. El clima de incertidumbre durante todo el libro es tal, que no sabemos ni siquiera qué hacen los protagonistas en un ambiente tan familiar como el cosmódromo desde el que han despegado, cuando deberían de estar explorando el espacio.
Hablaré un poco de qué va el libro, para no liarte más y que entiendas la situación.
Todo sucede en el cosmódromo ruso de Vostochni, desde donde varias misiones de una índole nada clara reciben de vuelta a sus astronautas. Son misiones no oficiales, secretas, pero sobre todo desconcertantes por lo extrañas en su forma. Los cosmonautas viajan en unas simples sondas de exploración, no aptas para llevar tripulantes, por lo que los propios protagonistas tendrán serias dudas sobre el objetivo de dichas misiones durante todo el relato.
Cuando vuelven a tierra y despiertan del criosueño, el cosmódromo parece estar vacío, abandonado. Si ya de por sí las misiones eran una incógnita, el hecho de encontrarse solos pondrá más en jaque sus convicciones acerca de lo sucedido en sus viajes. A partir de ahí, y por turnos definidos en cada capítulo, todos los cosmonautas irán tratando de descubrir en una narración de su día a día qué está pasando y por qué.
Azorín narra magistralmente, desde el punto de vista de cada uno de los protagonistas, lo que sucede en las instalaciones de forma mezclada en el tiempo. Poco a poco, juntando todas las piezas, vas desgranando una historia que te mantiene en tensión todo el rato. Cada personaje tiene un marcado carácter, una forma de ver las cosas e interpretar lo que le está pasando. Todo junto en el escenario de la fría y solitaria siberia crea un cóctel de suspense magistral. Las teorías de qué sucede se van generando a medida que avanza la historia. El lector acaba en cada capítulo dentro del papel del cosmonauta, perdido, formulando conjeturas sobre su función en ese lugar. El ambiente agobiante va creciendo por momentos junto con la paranoia motivada por la situación en la que se encuentran.
Sin duda, este es un libro que deberías de leer si te gusta el suspense con tintes de ciencia ficción. Desde la primera página estás sumido en una espiral de acontecimientos que no te dejarán soltarlas. Se lee en un rato de nada, pues su extensión en páginas no es muy alta. Las grandes dosis de misterio que rodean al relato te harán acabarlo en un solo día.
Y, por cierto… ojo, spoiler…. es de final abierto. Y no sólo es que deja libre para pensar muchas cosas, sino que además te deja ver que el pequeño mundo del cosmódromo es en realidad una pequeña parte de algo mucho más grande que tendremos que descubrir. Lo bueno de eso es que hay segunda parte, así que cerraremos un poco más la historia en el siguiente tomo. La reseña de Cosmódromo II la puedes encontrar en este mismo blog. Pero ¡recuerda no mirarla sin leerte antes este libro!
Enlaces de interés
La web de Rubén Azorín tiene bastante información del autor de primera mano, así que recomiendo visitarla para conocerlo un poco mejor. También podéis seguirlo en la cuenta de goodreads, para seguir y votar sobre sus libros. Adicionalmente, para más contacto directo, Rubén tiene cuenta de twitter, que podréis revisar para ir viendo los post con las novedades de lo que va realizando.
Dani dice
Por lo que dices, parece interesante el libro. Me lo apunto, aunque no conocía al autor.
Muchas gracias!
Vicente dice
Pues ya sabes…. cógelo en cuanto puedas. Es una novela cortita, y si te gusta, Cosmódromo 2 está ahí para desvelarte los secretos que te puedan quedar pendientes.
Gracias por comentar 😉
Marta dice
¿La segunda parte tiene algo que ver con este o es autoconclusiva?
Vicente dice
En parte es autoconclusiva. Es cierto que te quedan con el final abierto, pero se podría leer sola. Aún así, la segunda cierra el argumento y completa aún mas la trama de la primera.
Yo, de ti, me la leería.
Gracias por comentar.