Ahora ya no puedo mirar la Vía Láctea sin preguntarme de cuál de esas nebulosas estelares están acudiendo los emisarios. Si me permiten hacer una comparación bastante vulgar, hemos tirado del aparato de alarma, y ahora no podemos hacer otra cosa más que esperar.
Wilson sabiendo que ya no hay remedio. El monstruo de lo desconocido ha sido despertado, y antes o después vendrá a conocernos.
Reseña de El centinela, relato corto o cuento de Arthur C. Clarke
El centinela es un cuento o relato corto del autor de ciencia ficción Arthur Charles Clarke. El relato salió a la luz en 1951, pero toda la obra de este autor, aún siendo escrita en aquella época, es una cuna inagotable de grandes historias de este género. Este relato en concreto fue uno de los desencadenantes de la creación de la novela 2001: Una odisea del espacio, que también adaptó al cine el genio Standley Kubrick.
El relato fue originalmente escrito para una competición de la BBC en 1948, pero finalmente vio la luz por allá en 1951, para una revista de fantasía con un título diferente, Sentinel of Eternity.
El relato se lee en unos minutos, que seguro se te pasarán velozmente mientras te comes párrafo a párrafo la historia. Realmente es muy sencilla. Wilson junto a otros astronautas están por allá por 1996 en una zona montañosa de la Luna, en una época en la que su conquista del espacio ya está mas que asumido. La expedición de Wilson lleva varios cargos con provisiones y equipos desde una base lunar en el Mare Serenitatis. El equipo de geólogos están estudiando la zona sur del Mare Crisium, recorriendo decenas de kilómetros en cada jornada. La vida allí es ya como si de una expedición arqueológica en la tierra se tratara. El día a día es normal. Pero durante la preparación de un desayuno, el protagonista cree ver un brillo extraño en una de las montañas a una distancia de unos cincuenta kilómetros. Parece no ser nada concreto, pero no quiere abandonar la expedición sin ir a comprobar ese lugar. Allí es donde descubre algo realmente fascinante.
Hasta aquí puedo leer si no te has sumergido ya en el relato, para no machacarte con spoilers.
Arthur es un genio, sin duda. En este cuento, en estas pocas páginas, partimos de una expedición totalmente normal de una raza que ya se ha puesto los galones de aventureros espaciales. Los humanos ya somos extraordinarios, y nos atrevemos a buscar vida en otros planetas. Quizá hasta hay vida primigenia, en fases tempranas. O quizá restos de vida perdidas y ya extinguidas, nunca se sabe. Pero en este relato veremos como se da la vuelta a la tortilla de una forma sorprendente. Pasamos de ser una superdesarrollada potencia, capaz de usar armas atómicas para destruir campos de fuerza de origen alienígena, a convertirnos, en una simple estrofa del relato, en un ser insignificante dentro del cosmos. Te pone los pelos de punta descubrir lo pequeña, joven y desprotegida que puede llegar a ser nuestra especie a pesar de los alardes de grandeza que podamos tener. Y es fascinante como Arthur nos lo muestra, haciéndonos dar un respingo al llegar a la parte final.
Leer este relato, sin necesidad de ser un megafan de la ciencia ficción, es una auténtica delicia. El horror y profundidad de las conjeturas del protagonista son un giro en nuestra historia que bien podría ser el inicio de una saga de libros con un comienzo que te dejaría atrapado con estas pocas páginas. Brillante.
Sin duda, este señor era un genio, y no debes ni dejar pasar un minuto más sin leerte este magnífico relato.
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