En el mundo llamado Hyperion, más allá de la Red de la Hegemonía del Hombre, aguarda el Alcaudón, una sorprendente y temible criatura a la que los miembros de la Iglesia de la Expiación Final veneran como Señor del Dolor.
En vísperas del Armagedón y con el trasfondo de la posible guerra entre la Hegemonía, los enjambres Éxter y las inteligencias artificiales del TecnoNúcleo, siete peregrinos acuden a Hyperion para resucitar un antiguo rito religioso. Todos ellos son portadores de esperanzas imposibles y, también, de terribles secretos. Un diplomático, un sacerdote católico, un militar, un poeta, un profesor, una detective y un navegante entrecruzan sus destinos en su peregrinar en busca del Alcaudón mientras rastrean las Tumbas del Tiempo, majestuosas e incomprensibles construcciones que albergan un secreto del futuro.
Reseña de Hyperion
Siempre he sido más de lecturas de fantasía y novelas de misterio. Me he decantado incluso por el terror. También es cierto que por motivos de trabajo y por culpa del puñetero ordenador y sus entretenimientos banales, este sano ejercicio de la lectura lo tenía abandonado desde hacía prácticamente años. Ahora que llevo un tiempo de nuevo disfrutando de la lectura, he vuelto a retomar los géneros que por selección natural al final te pide el cuerpo leer. Curiosamente, lo que más me gustaba antes, o sea, la fantasía, está quedando un poco de lado. Quizá por cansancio. La ciencia ficción, sin embargo, ha sido siempre otra pasión que se había quedado algo relegada al cine. Poco había leído realmente en novelas escritas. Con pesadumbre he de reconocer que no me habían despertado la atención ninguna novela en todos estos años de lecturas. Pero recientemente y por culpa de Rubén Azorín y su Cosmódromo, el gusanillo salió a flote (gracias Rubén ;)). Tras devorar los dos libros de esta saga, tocó buscar más novelas que ayudaran a continuar con el género. Indagando por internet mientras hacía hueco para volver a leer algo de Rubén (como Apogeo, La Torre Tesla o algo similar), encontré algunos de los títulos que parece ser, ayudan a introducirse más en este tipo de lectura con un marco de ciencia ficción. Hyperion como primer libro de su Saga de Los cantos de Hyperion era uno de los títulos que oía con fuerza entre los adeptos, así que me embarqué en él.
Mucha gente lo pone como un gran libro, como una referencia importante. Pues bien, a medida que lo leía, me daba cuenta en que no sólo parecían estar en lo cierto, sino que me he quedado entusiasmado con esta pedazo de obra. Hyperion, para mi gusto, es una inmensa novela de una calidad y variedad tan acojonante, que ha terminado por introducir la ciencia ficción como nuevo plato que debo incluir en mi menú habitual de lecturas.
Por todo lo anteriormente dicho, me gustaría que, si meto la pata como neófito en la lectura de ciencia ficción, me des un toque a base de comentario. No se si parte de lo que aquí voy a opinar como algo que considero extraño o especial, es al final algo muy común de este tipo de literatura. Quizá por la poca acumulación de libros acabados de este tipo no sé que es lo normal. Así que si ves algo raro, avisa, por favor.
La primera analogía que encontramos en esta obra es la evidente cercanía al clásico Cuentos de Canterbury de Geoffrey Chaucer, allá por 1387, precedida quizá con anterioridad a un similar Decamerón. Este parecido viene por la forma de estructurar el contenido. En ambos se habla de una peregrinación de varios personajes, en la cual cada uno narrará su propia historia y motivación para estar en dicho grupo. Otra de las menciones que estarán flotando por el aire durante toda la novela es a John Keats, un autor londinense que escribió el original Hyperion, poema épico inacabado en 1818. Este hablaba de los titanes en el panteón y las olimpiadas, pero vamos… este es otro tema. El caso es que veremos muchas menciones en varios ámbitos a dicho autor.
Bueno, vamos al lío. Los Cantos de Hyperion se compone de cuatro libros, Hyperion, La caída de Hyperion, Endymion y El ascenso de Endymion. Este del que voy a hablar ahora es el primero. En Hyperion, Dan Simmons nos empieza a contar dentro de este ciclo el inicio de una peregrinación muy especial de un grupo de personajes principales en la novela a las Tumbas del Tiempo, un singular lugar situado en el planeta Hyperion. Pongamos unas cuantas notas de trasfondo, para saber dónde estamos y qué sucede en el universo. La obra transcurre en un futuro lejano, por allá por el siglo XXVIII. El planeta Tierra ya no existe, y el hombre se ha expandido por la galaxia, formando la llamada Hegemonía para mantener la paz. Dentro del descubrimiento planetario, a medida que aparecen nuevos lugares susceptibles a convivir en paz, se van uniendo a la llamada Red de Mundos, con una especie de portales que los unen para poder viajar de uno a otro con facilidad. La sociedad empieza a permanecer estable. Esa peligrosa estabilidad y comodidad hace que se dejen muchos aspectos de la existencia en, digamos, modo pausa. La humanidad deja de avanzar en la ciencia y las conquistas, lo que la hace en cierta manera vulnerable. Las IA creadas por los humanos han adquirido libre albedrío, y se auto controlan ellas mismas, mostrando sus propios intereses. Por otro lado, una nueva amenaza empieza a aparecer. Unos seres llamados éxters, originarios hace mucho tiempo de la vieja Tierra, empiezan a mostrar interés por un planeta llamado Hyperion. En este planeta se encuentran las Tumbas del Tiempo, un legendario lugar con artefactos aletargados que se presumen enviados del futuro, donde las leyes del tiempo rigen de forma diferente. En este planeta reside una criatura a la que muchos consideran un dios, y otros una máquina para destrucción de los propios mundos. Este ser es el Alcaudón, capaz de manejar el tiempo a su antojo. Por algún motivo, tanto los éxters como las IA están activamente acechando el planeta Hyperion, y se intuye que algo extraordinario y peligroso debe estar pasando allí. Por ese motivo, un grupo de siete personas de la más diversa índole son reunidos para hacer una última peregrinación a dicho planeta, buscando respuesta en las Tumbas del Tiempo.
Empezaré por hablar de lo que más me ha entusiasmado de esta novela. En un libro de ciencia ficción en el que la narración transcurre por el siglo XXVIII, hablar de un nuevo sistema de mundos, de un contexto tan en el futuro, no es algo sencillo de hacer. Hyperion está plagado de lugares, formas de vida y acciones que actualmente no se pueden llevar a cabo. En Hyperion, Dan Simmons nos narra todo como si lleváramos toda la vida inmersos en esta nueva era. Pero hay una grandeza en todo ello. Al principio todo te suena a chino, no consigues entender casi nada y casi tienes que leer a marchas forzadas, pensando que este tío te va a dejar sin comprender gran parte de la narración. Pero a medida que avanzas y vas reincidiendo en las mismas acciones desde otros puntos de vista, te das cuenta que te está sumergiendo en un mundo mucho más sencillo de entender. Irás descubriendo que los teleyectores te llevan a mundos diferentes cruzando portales, que la ley de la relatividad hace que los años que pasas en tu nave mientras viajas a la velocidad de la luz son diferentes para las gentes que están en otros planetas, y donde expresiones como deuda temporal tienen todo el sentido del mundo. Descubrir cómo a medida que avanza el libro te siente cada vez más cómodo con estos términos y encima conoces lo que significan sin que tan siquiera te los haya descrito, es una sensación extraordinaria. Aprendes a meterte en el mundo sin que tenga que aclarar qué es cada cosa, sin parar el ritmo de la novela.
Superando todo esto, en Hyperion veremos que el hilo argumental principal de la novela es la peregrinación de sus protagonistas hacia las Tumbas del Tiempo, para encontrarse con el Alcaudón y descubrir por qué los éxters quieren dominar este mundo. Pero curiosamente, dentro de este intrincado argumento, en un contexto global muy visto desde arriba, cuando acabas el libro te das cuenta que en sus más de seiscientas páginas realmente no ha sucedido aún nada en el avance del argumento principal. Y visto así, parecerá que Hyperion es un libro lento y pesado. La realidad es otra. En esta primera parte, las historias de estos peregrinos son lo más importante. La unión de ellas dará una imagen más global de lo que está a punto de suceder, y te meterán mucho más en la ambientación de este mundo.
El plato fuerte del libro es cada una de las historias individuales de cada protagonista. Aquí es dónde brilla otra genialidad de Simmons. Cada historia es totalmente diferente a la anterior. Pero no solo en argumento. Es distinta en tiempo, género y estilo de narración. Te puedo asegurar que hay algunas que son totalmente exquisitas, al menos para mi gusto. Nada más empezar con la primera historia que cuenta Lenar Hoyt, el sacerdote católico del grupo, me dí cuenta que con Hyperion estaba ante una verdadera obra de arte. De repente pasé de estar tratando de hacerme con los mandos de un mundo diferente, futurista y lleno de ciencia ficción, para meterme en una subtrama al más estilo Lovecraftiano cuyo resultado me sorprendió y puso los pelos de punta por igual. Impresionante. Historias como la sobrecogedora y lacrimosa de Sol Weintraub o la reivindicativa del cónsul son también extraordinarias y tremendamente reflexivas. Pero también hay relatos tan dispares como una auténtica novela negra en el caso del personaje Brawne Lamia. Claro, cuando vas leyendo cada una de las historias de los personajes individuales, te das cuenta el enorme trasfondo de cada uno. Todos están construidos y desarrollados como si fueran el personaje principal, con sus penas y glorias. A medida que la historia avanza, los personajes que en un principio eran totalmente dispares y aparentemente sin nada en común, hará que el grupo se compacte dando una serie de conexiones entre las historias que demuestran que cada uno de ellos está allí por alguna y poderosa razón.
A esta altura, ya habrás podido comprobar un par de cosas: Uno, que Simmons ha realizado una novela inmensa que abarca gran cantidad de temas y géneros, y todo perfectamente unificado y aderezado en un contexto de ciencia ficción; Y dos, que el resultado me encanta. Su ciencia ficción conecta muy bien con el lector, pues usa términos que bien podían ser futuristas, pero no los explica en detalle y van tomando forma poco a poco sin darnos cuenta. Su mundo está lleno de cosas que en cierta manera son habituales para nosotros, acompañados por nuevas tecnologías. Pero piénsalo bien, ¿por qué en una obra de ciencia ficción hace falta hacerlo todo de forma radicalmente diferente a ahora y tecnológicamente distinto? En el mundo de Simmons, la gente viste igual, duerme igual, sus hogares son similares a los actuales. Un tenedor es muy útil para comer, ¿no? ¿Por qué iba a ser mejorado en el futuro? Son actos del día a día, objetos y acciones que no son relevantes para la historia, pero que ayudan a dar un trasfondo y sensación de que está en otra era. Y encima lo hace sin atascar la historia con explicaciones innecesarias. Es una mezcla perfecta entre la añoranza del mundo actual y los avances técnicos realmente útiles. Esta mezcla es la que hace que podamos introducirnos en un mundo que a priori debería ser totalmente diferente, pero que extrañamente sentimos como nuestro.
Así que si estás dispuesto a introducirte en la ciencia ficción, o no has leído aún este libro, prepárate para acompañar a estos siete peregrinos en una historia llena de matices. Te espera metafísica, religión, misterio y drama en una aventura que no hará más que comenzar en este el primer libro de Los Cantos de Hyperion. Y como ya he dicho, ni se te ocurra dejarla pasar. Es una auténtica locura este pedazo de libro.
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Enlaces de interés
La edición de Hyperion ha ido cambiando con el tiempo, así como el editor. Actualmente la puedes encontrar en NOVA (twitter en @NovaCiFi, o @megustaleer). Este es el link de la editorial.
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