Reto de la semana 34. Escribe un relato con dos personajes que tengan maneras de hablar distintas.
Sir James dejó su pipa sobre la mesilla. Aún humeaba ligeramente con ese fuerte aroma a tabaco oriental. Cerró el libro encuadernado en piel y lo depositó con cuidado sobre la silla al lado del enorme sillón orejero en el que le gustaba leer. Estaba ataviado con su bata de franela larga. Era domingo, y en esos días de invierno le encantaba disfrutar de la lectura en el salón principal al cobijo de la enorme chimenea. Estaba encendida con grandes llamaradas que azuzó para darle brío con el gancho atizador de metal. Lentamente atravesó la gran estancia y accedió al pasillo para ir al dormitorio. Pero al cruzar al lado del espejo de cuerpo entero que presidia el centro del corredor, algo extraño le pareció reflejar a su paso. Una imagen que no era exactamente la suya.
—¡Eh, tú! —Escuchó por detrás. James se giró mirando por donde había venido andando, buscando el origen de la voz. No encontró a nadie. Aturdido, se encaminó de nuevo al salón cruzando al lado del espejo de nuevo.
—¡Oye! ¡Escucha! —Esta vez estaba seguro de haber oído de nuevo algo, pero en dirección opuesta.
—¿Quién sois? ¿Quién anda ahí? —preguntó al aire contrariado.
—Yo, tío. Estoy aquí. ¿No me puedes ver? —escuchó de nuevo, ahora casi convencido que venía de la pared. James avanzó unos pasos y se detuvo al lado del espejo. Su reflejo era sorprendente. En vez de mostrar la pared de piedra del pasillo que tenía tras de sí, se veía una pequeña estancia de paredes de color blanco. Muebles muy extravagantes la adornaban, en vez de reflejarse el cuadro equino de su cacería en el Bosque de Dean que tenía tras de sí. Un hombre de pelo muy corto con unas extrañas vestimentas miraba fijamente a James.
—¿Qué es este fenómeno? ¿Cómo es posible que usted esté en esa habitación? Aquí no debería haber una entrada en mi pasillo —dijo James totalmente desconcertado.
—Tío, relájate. Esto ha funcionado por fin —contestó el misterioso personaje al otro lado del espejo.
—¿Cómo osa hablarme así? ¿Acaso no está usted invadiendo mi morada?
—Yo que sé dónde cojones estás —respondió el intruso elevando un tanto la voz—. Tú eres Sir James Bauldry, ¿a que sí? —James parpadeó con sorpresa.
—Así es. ¿Y quién sois vos?
—Yo Jorge Manrique —se escuchó a través del espejo—. Pero vas a flipar. Soy tu bichozno. No es que nos quede mucho de tu apellido en la familia, pero sé que estás ahí exactamente en 1769, ¿a que sí?
—¿Cómo dice? —James retrocedió un poco, pegándose a la pared. Empezaba a estar muy incómodo con la delirante situación. Estaba hablando con la imposible imagen de un espejo.
—Ya sé que es para acojonarse, pero he conseguido seguir los pasos del libro de tu ama de llaves —contestó guiñándole el ojo—. Quizá aún no lo sepas, pero es una gran bruja. De las últimas antes de que se las cargaran a todas, si mal no creo.
—¡¿Pero qué sandez está diciendo?! Anna es una muy distinguible persona, extraordinaria en su labor —replicó Sir James ante el reflejo—. Retire ahora mismo sus acusaciones.
—Vale, lo que tú digas. Pero lo importante es que al final descifré el jodido libro y aquí estoy, delante de ti para salvarte el culo. —Jorge movió la cabeza con burla, haciendo enrojecer de ira a Sir James.
—Me está empezando a enfurecer. —Efectivamente, el lord empezaba a sentirse extraño hablando ante el espejo de su pasillo—. ¿Qué es lo que está tratando de decir?
—Que hoy la vas a palmar según dice la Wikipedia.
Evidentemente, Sir James no tenía ni la más remota idea de qué era esa Wikipedia. Pero en lo de “palmar” sí que tenía una clara idea de su significado.
—¿Y quién es ese que amenaza mi vida? —Echó mano a su cinto y extrajo una pequeña daga que llevaba siempre consigo. Apuntó amenazando al sujeto al otro lado del espejo.
—¿Quién? —Jorge dudó unos segundos, pero enseguida cayó en la cuenta—. Ahhh, no… Wikipedia no es un tío ni nada. Es como… a ver cómo te lo explico. Es un libro de historia. Y ese libro dice que hoy la espichas.
Sir James lo miró aún con la daga alzada, pero con duda en sus ojos.
—¿Quién va a intentar acabar con mi vida? ¿Acaso usted ha venido a intentarlo para afirmar tal necedad?
—Tío, no lo entiendes. Yo estoy aquí delante tuya, al otro lado del espejo, pero también del tiempo. Soy de tu futuro, so memo. ¿No te he dicho que soy tu bichozno? Eso es como ser ¡tu tataratataranieto!
—¡Ya basta de insultos! —Sir James empezaba a estar cabreado. Flexionó hacia atrás el brazo con la daga, tratando de tomar impulso para lanzarla contra la figura del espejo.
—¡No, no! ¡Para! ¡Espera! —Jorge extendió los brazos hacia el lord, girando las palmas en gestos de sosiego—. ¡No te enteras! Nadie te dará matarile ¡Hoy morirás de un accidente precisamente con un cuchillo!
—¡Al diablo con sus brujerías y sus amenazas! ¡Hoy mismo usted morirá ante mi daga!
Sir James arrojó contra el espejo el filo, que chocó astillándolo y rebotando hacia el suelo, con la mala fortuna de caerle en su pie izquierdo. Se agachó con un sonoro alarido de dolor. El cristal del espejo empezó a rajarse y desmoronarse en trozos, cayendo estrepitosamente sobre el cuerpo de Sir James. Este no pudo más que agachar la cabeza y cubrirse con los brazos hasta que el aluvión de afilados cristales cesó. Cuando se incorporó dolorido sobre todo en el pie empapado en sangre, miró la pared donde anteriormente estaba el espejo. No quedaban más que unos amenazantes trozos en forma de triángulo balanceándose en el marco superior. No quedaba rastro del extraño con el que había estado hablando. El lord observó sus brazos, magullados y llenos de arañazos. Aunque dolorido, estaba vivo. Había conseguido salvarse de la amenaza de ese tal Jorge. Oyó pasos a lo lejos y gritos de “¡Señor! ¡Señor!”. Sin duda Anna había oído el escándalo del espejo roto. Asió el mango de la daga para separarla del pie y moverse. En ese preciso instante, un crujido por encima suyo le sobresaltó. Al mirar hacia arriba, los restos de los cristales del marco descendían cual guillotina para nublar su visión para siempre.
Reto 52 relatos
Esta es una de las historias para el reto de 52 relatos de 2019 propuesta por Literup en su #52retosliterup. Puedes ver el resto en el índice general de los 52 retos de escritura. No dudes en revisar el resto 😉
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